Mi hermana y yo experimentando con el sexo mientras nuestros padres no están.

Venimos de una familia pobre y mis padres jamás pudieron darnos cuartos separados a mi hermana y a mí. Des chiquitos dormimos juntos y aunque siempre nos hemos llevado bien y jugábamos todo el tiempo, el dormir juntos una vez que crecimos y las hormonas nos invadieron todo resultó en un desastre. Cuando me despertaba con el pito bien parado podía ver a mi hermana abobada viendo mi pitote duro y apretando sus patitas por la excitación que sentía. Nuestros juegos comenzaron a volverse más sexuales y antes de darme cuenta ya tenía los dedos metidos en la panocha estrecha de mi hermano mientras ella se metía mi cipote en la boca para probar su sabor.